Una nota sobre personas con discapacidad y desigualdad. (Borrador)
Consideraciones Iniciales
En la sociedad post moderna la discriminación y desigualdad que tienen las personas con discapacidad para acceder al empleo y a otro tipo de servicios es alarmante. Es momento de luchar para eliminar las barreras físicas, culturales, sicológicas y políticas que impiden el desarrollo personal y profesional de las personas con discapacidad, anulan su incorporación al desarrollo de España y el disfrute, en igualdad de circunstancias, de los derechos humanos.
En el presente escrito estableceré de manera general y breve algunos comentarios sobre discapacidad y desigualdad en España.
Deficiencia, Discapacidad y Minusvalía.
Deficiencia: es toda pérdida o anormalidad de una estructura o función psicológica, fisiológica o anatómica. La deficiencia se caracteriza por pérdidas o anormalidades que pueden ser temporales o permanentes, entre las que se incluye la existencia o aparición de una anomalía, defecto o pérdida producida en un miembro, órgano, tejido u otra estructura del cuerpo, incluidos los sistemas propios de la función mental. La deficiencia representa la exteriorización de un estado patológico y, en principio, refleja perturbaciones a nivel de órganos.
Discapacidad: es toda restricción o ausencia – debida a una deficiencia– de la capacidad de realizar una actividad en la forma o dentro del margen que se considera normal para el ser humano. La discapacidad se caracteriza por excesos o insuficiencias en el desempeño y comportamiento en una actividad rutinaria normal, los cuales pueden ser temporales o permanentes, reversibles o irreversibles y progresivos o regresivos. Las discapacidades pueden surgir como consecuencia directa de la deficiencia o como una respuesta del propio individuo, sobre todo la psicológica, a deficiencias físicas, sensoriales o de otro tipo. La discapacidad representa la objetivación de una deficiencia y, en cuanto tal, refleja alteraciones a nivel de la persona. La discapacidad concierne a aquellas habilidades, en forma de actividades y comportamientos compuestos, que son aceptados por lo general como elementos esenciales de la vida cotidiana. Son ejemplos de ello las alteraciones de las formas apropiadas del comportamiento personal (tales como el control de esfínteres y la destreza para lavarse y alimentarse con autonomía), del desempeño de otras actividades de la vida cotidiana y de las actividades locomotrices (como la capacidad de caminar).
Minusvalía: es una situación desventajosa para un individuo determinado, consecuencia de una deficiencia o discapacidad, que limita o impide el desempeño de un rol que es normal en su caso (en función de la edad, sexo y factores socioculturales). La minusvalía está en relación con el valor atribuido a la situación o experiencia de un individuo cuando se aparta de la norma. Se caracteriza por la discordancia entre el rendimiento o status del individuo y las expectativas del individuo mismo o del grupo en concreto al que pertenece. La minusvalía representa, pues, la socialización de una deficiencia o discapacidad, y en cuanto tal refleja las consecuencias –culturales, sociales, económicas y ambientales– que para el individuo se derivan de la presencia de la deficiencia y discapacidad. La desventaja surge del fracaso o incapacidad para satisfacer las expectativas o normas del universo del individuo. Así pues, la minusvalía sobreviene cuando se produce un entorpecimiento en la capacidad de mantener lo que podría designarse como ‘roles de supervivencia’[1].
De esta manera, desde mi perspectiva, en las personas puede existir deterioro o insuficiencia biológica, pero la discapacidad es resultado de la interacción de ésta y otras condiciones con las restricciones socialmente impuestas. Por lo tanto, lo más conveniente es realizar una evaluación que no atienda únicamente a la limitación o deficiencia física, mental o sensorial, sino que incluya variables de adaptación, de interacción y de las condiciones (restricciones y tipos de apoyos) del medio ambiente físico y social.
En España, la discapacidad se presenta principalmente en la vejez por eso los especialistas han centrado su atención en el estudio de esta condición en los adultos mayores. Por otra parte las discapacidades recaídas en este grupo de la sociedad, no son congénitas, sino adquiridas. Situación que adquiere relevancia cuando hablamos de la relación entre envejecimiento, morbilidad y discapacidad. Dentro de este grupo, las mujeres tienen mayor tendencia a la discapacidad esto debido a la morbilidad y la posibilidad de vivir muchos mas años que el hombre. Huelga decir que Castilla y León es la entidad con mayor cantidad de discapacitados en adultos mayores.
Discapacidad y Desigualdad.
En la sociedad Española y en general en toda sociedad moderna, la discapacidad provoca desigualdad para acceder a un empleo digno, tener a su disponibilidad lugares con los mínimos de comodidad para ellos, disponer de la atención médica pertinente en el momento de requerirla y esto más para las personas con discapacidad y con bajos recursos económicos. De esta manera es una realidad agobiante, el hecho de que mientras sean considerados "inferiores" a quienes tienen aptitudes disminuidas, o simplemente capacidades diferentes, y se les vea con indiferencia, lástima o desprecio, se tenderá a estigmatizarlos, sin que para ello importe la etiqueta que se use o se deje de usar. La generalización implica además negación de la diversidad y pérdida de la posibilidad de valorar las capacidades individuales de cada sujeto, llevando a una discriminación y desigualdad absoluta. En tal sentido se tiene que reconocer, producto del avance de la ciencia y de las luchas sociales, que la "normalidad" está más incrustada en el lenguaje, que en las características físicas y psicológicas de las personas. De ahí que sostenga que las prácticas discriminatorias no pueden disociarse de su uso lingüístico. Por ejemplo, la explicación de que hablar en masculino no significa excluir a las mujeres pierde credibilidad en la medida en que la crítica anti sexista avanza. De igual modo, el referirse y tratar a las personas con discapacidad como sujetos inválidos o impedidos, deriva en la limitación potencial de sus capacidades reales.
Inclusión y exclusión en el trabajo. “Los discapacitados”
Como todos sabemos, las sociedades tecnológicas avanzadas muestran un perfil de estratificación social marcadamente dual. Por una parte, todos aquellos individuos insertos en el andamiaje básico de producción y consumo, ciudadanos de pleno derecho que participan con su trabajo en la dinámica social y son “recompensados” con los bienes y servicios que la sociedad es capaz de generar. Ellos son propietarios de los bienes producidos, disfrutan de los servicios que necesitan y acumulan poder en mayor o menor medida. Son la mayoría del sistema. Por otra parte, están aquellos que aportando “menos” a la sociedad, a través de su trabajo o a su falta de él, son excluidos de todo o parte de los bienes que nos puede aportar esta misma sociedad. El trabajo se convierte en uno de los ejes fundamentales que incluyen o excluyen a los individuos de la plena participación y de las recompensas consideradas básicas. Las personas que tienen alguna discapacidad (sea esta total o parcial, congénita o adquirida) y no pueden trabajar, pierden poder, el poder que da el trabajo, y se sitúan en los lugares más bajos de la estratificación social. Ellos son excluidos en el modelo dual que conforman las sociedades avanzadas tecnológicamente, son apartados de los bienes y servicios que la sociedad ofrece, son desposeídos de facto de su condición de ciudadanos. Su baja recompensa se legitima por el poco valor que se les da, aportan “poco” (en términos económicos) a la sociedad y reciben poco de ella, es el eslogan de la justicia distributiva, tan sólo reciben en función de la variable “empatía” y ésta no es suficiente para que cada uno de ellos, como cada uno de los excluidos sea por la causa que sea, pueda sentirse uno más de pleno derecho más allá de las palabras ofertadas en los discursos.
Consideraciones Finales.
En España, la importancia de los problemas económicos y sociales de la discapacidad está dada si consideramos que en este país hay más de 3.5 millones de personas con al menos 3 discapacidades y que en la mayoría de los casos son personas adultas mayores.
De acuerdo al análisis de la discapacidad, realizado por el colectivo (IOE), tanto en 1986 como en 1999 la población con discapacidades constituyó uno de los colectivos más importantes a los que se dirigió la política social, salud, educación, trabajo y asistencia.
Por otra parte conforme al documento del (IOE), la mayoría de las personas con discapacidad tienen bajos niveles de estudio, la mitad de las personas con discapacidad precisa del cuidado de otras personas y la igualdad de oportunidades es desigual. Ahora bien, para la mujer con alguna discapacidad existe doble discriminación. En este contexto, 338,000 millones de mujeres con discapacidad en edad laboral encuentran como principal vía de inserción el trabajo domestico y solo 15.9% ha podido acceder a un empleo remunerado. Para los hombres, el 27% se ocupa de labores domesticas y el 31% encuentra empleo remunerado. Es evidente la doble discriminación del colectivo femenino con discapacidades, por su limitación física, psíquica o social y por el hecho de ser mujeres[2].
Finalmente, detrás de este cúmulo de cifras alarmantes, tenemos que reconsiderar la manera de actuar ya sea como gobierno o sociedad civil, para integrar y establecer la igualdad no solo de forma, sino real y palpable. Lo que constituye un reto profundo que debemos empezar ya.
Referencias Bibliográficas.
CHEVERRÍA ZABALZA, Javier, La movilidad social en España, Madrid, Ediciones Itsmo, S.A., 1999.
COLECTIVO IOÉ y CIMOP, Discapacidad y Trabajo en España, IMSERSO, Madrid, 1998.
COLECTIVO IOÉ Principales rasgos de las personas con discapacidades en España. Relación con la situación Europea, Madrid, junio, 2003
INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA, Encuesta sobre Discapacidades, Deficiencias y Estado de Salud, INE, Madrid, 2002
KERBO, Harold R., Estratificación social y desigualdad, Barcelona, McGRAWW-HILL, 1998.
ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD, Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (CIF), Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid, 2001.
TEZANOS, José Félix, Tendencias de exclusión social en las sociedades tecnológicas. El caso español, Madrid, Editorial Sistema, 1998
VERDUGO ALONSO, Miguel A. Personas con discapacidad. Perspectivas Psicopedagógicas y rehabilitadoras. Siglo XXI Editores, 1995.
JIMÉNEZ, A y HUETE, A., La discapacidad en España: datos epidemiológicos. Aproximación desde la Encuesta sobre Discapacidades, Deficiencias y Estado de Salud de 1999, Real Patronado sobre Discapacidad, Madrid, 2003 (se puede encontrar en usuarios. discapnet.es/ajimenez/Documentos).
[1] Verdugo Alonso Miguel 1995.
[2] COLECTIVO IOE Principales rasgos de las personas con discapacidades en España. Relación con la situación Europea, Madrid, junio, 2003